Un bello corazón

 Una vez, una amiga religiosa me regaló este bello cuento. ¿Cómo es tu corazón? Ojalá sea como el del anciano, será buena señal, sin duda. Feliz sábado para todos. 

 

Un joven estaba en el centro de la ciudad proclamando tener el corazón más bello de la región. Una multitud lo rodeó y todos admiraron su corazón. No había en él, marcas ni cualquier otro defecto. Y todos estuvieron de acuerdo en que aquel era el corazón más bello que habían visto jamás. 

El joven estaba muy orgulloso de su bello corazón. De pronto, un anciano apareció frente a la multitud y dijo: “¿Por qué el corazón del joven no es tan bonito como el mío?”. La multitud y el joven miraron hacia el corazón del anciano que estaba latiendo con fuerza, pero que tenía muchas cicatrices. Había lugares donde faltaban pedazos y en los cuáles se habían colocado otros que no encajaban bien, causando muchas irregularidades. En otros puntos del corazón, simplemente faltaban pedazos que ni siquiera habían tapado. 

El joven al ver el corazón del anciano dijo: “Usted debe estar bromeando. Compare nuestros corazones. ¡El mío está perfecto, intacto y el suyo es una mezcla de cicatrices y agujeros!”. “¡Así es!” – dijo el anciano. “Viéndolo, tu corazón parece perfecto, pero yo no cambiaría el mío por el tuyo. Mira, cada cicatriz representa a una persona a la cual le di mi amor. Tomé un pedazo de mi corazón y se lo di a cada una de esas personas. Muchas de esas personas me dieron también un pedazo de su propio corazón para que lo pusiera en el mío, pero como los pedazos no eran exactamente iguales, mi corazón posee esas irregularidades que ves. Pero yo los quiero, porque me traen recuerdos del amor que compartimos. Algunas veces, di pedazos de mi corazón a quien no me retribuyó. Por eso tiene agujeros. Y duelen. Permanecen abiertos, recordándome el amor que sentí y siento por esas personas. Espero que algún día ellos me correspondan, llenando ese vacío. ¿Qué te parece, joven? ¿Ahora entiendes en qué consiste la verdadera belleza?” 

 

El joven se quedó callado y las lágrimas rodaron por su rostro. Se aproximó al anciano. Arrancó un trozo de su perfecto y joven corazón y se lo ofreció al anciano quien retribuyó el gesto. El joven miró a su propio corazón que ya no era tan perfecto como antes si no más bello que nunca. Los dos se abrazaron y se fueron juntos. ¡Qué triste debe ser pasar la vida con el corazón intacto! ¡Qué bello sería que hoy todos nos quitáramos un pedacito de nuestro corazón para alguien!

No hay comentarios: