En este sábado, 27 de abril, nos acordamos de la virgen María, nuestra buena Madre, y la lanzamos un "te quiero" salido de lo más profundo de nuestro corazón. Igualmente, invocamos la intercesión de San Rafael Arnáiz, a quien la Iglesia celebra en este día. Fue un monje trapense, que estuvo en la Trapa de San Isidro de Dueñas, en Palencia, y que en medio de una vida oculta, sencilla y abnegada, ofreciendo su enfermedad al Señor, supo santificarse. Pedimos su intercesión, y damos gracias a Dios por la vocación de tantos religiosos que, en la vida oculta, agradan al Señor.
A San Rafael le gustaba decir: "Solo Dios" y "Nada hay difícil para la Señora".
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