Sonríe al que tienes al lado

En muchas ocasiones, nos cuesta sonreír. Son muchas las dificultades y los problemas, y no siempre nos acostumbramos a regalar al que tenemos al lado la sencillez y calidez de una sonrisa. 
 
 
Una sonrisa es alegría; es aquello que esperamos del prójimo cuando estamos tristes, pues tiene el poder de contagiar aquello de lo que carecemos, que ansiamos por volver a creer obtener cuando pensamos haber perdido la felicidad. 
 

Sonriamos al que tenemos al lado, y dejemos que él nos sonría. ¿Por qué no convertir el mundo en una interminable cadena de sonrisas? El Señor nos ayuda a hacerlo posible, porque Él, resucitado y vivo para siempre, nos sonríe y alienta cada día. 

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