San Matías, apóstol de Cristo

Celebramos en este día la fiesta de San Matías Apóstol, aquel que fue elegido para sustituir a Judas Iscariote, para seguir formando el colegio de los apóstoles, formado por 12. Si grandes fueron las tareas apostólicas de San Matías, y sus trabajos sin tregua, y su celo y fervor ardorosamente intrépidos, no fueron menos generosos sus anhelos de morir por Jesucristo. 
 

Toda su vida había suspirado por el martirio. A pesar de haber llenado toda la Judea con sus prodigios y favores, devolviendo la salud a innumerables enfermos, la vista a muchos ciegos, el movimiento a muchos tullidos, el consuelo a los afligidos y la vida a algunos muertos, se levantó un gran tumulto contra el Apóstol. Los príncipes de los fariseos conspiraron contra él, como algún día habían conspirado contra el mismo Jesucristo; los malvados lobos rodearon al cordero inocente, mancharon su honra atribuyéndole falsos crímenes, y levantaron el grito declarándolo reo de muerte. Sin pruebas de ninguna clase, el sumo pontífice de los judíos, como en otro tiempo Caifás, pronunció la criminal sentencia: Matías tenía que ser apedreado como perturbador, y después decapitado ignominiosamente. Así se ejecutó. Y mientras la cabeza del heroico discípulo de Cristo caía, su alma nobilísima volaba al cielo para recibir allí la corona imperecedera.

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