Teresa de Lisieux y "sus manos vacías"

Hoy, día 1 de octubre, celebramos a Teresita de Lisieux, monja carmelita que murió con tan solo 24 años, pero que queriendo ser "pequeña" se convirtió en una de las grandes, y por eso la Iglesia la recuerda de manera especial al comenzar el mes de octubre, y la proclamó patrona de las misiones. Pronto celebraremos la Jornada Mundial de las Misiones, el domingo del DOMUND, y una vez más recordaremos a Teresita, que con su camino de infancia espiritual nos enseña a todos a buscar la sencillez y la humildad. 


Ella descubrió, como nadie, que en la Iglesia tenía que ser el Amor, reflejo del Amor de Dios para los demás. Así lo expresó con esas bellas palabras: "En el corazón de la Iglesia, mi madre, yo seré el Amor". La gustaba cultivar la actitud de las manos vacías, con la que nos invita a entregar al Señor nuestras manos vacías para que Él las llene de su amor y su misericordia. 


En este día, encomendémonos a su intercesión. Que ella interceda por nosotros para que, en medio del mundo y dentro de la Iglesia, busquemos ser fiel reflejo del amor de Dios para todos los que encontremos en el camino. 

Teresa de Lisieux, ruega por nosotros. 

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